A lo lejos, la torre define el perfil de la ciudad, dejando a la
Catedral en una casi levitación entre cielo y tierra enmarcada, a su
vez, entre las diferentes torres de menor tamaño que surgen de las demás
iglesias segovianas, muchas de ellas románicas.
En sus orígenes
se remataba con un chapitel de madera de caoba traída de América y de
estructura piramidal. Levantaba la torre hasta los 108 metros, siendo la
más alta de España durante el siglo XVII. El 18 de septiembre de 1614 fue destruido este chapitel por un incendio causado por una gran tormenta eléctrica.
Ello
llevó al Cabildo Catedral a construir un cuerpo para esta parte culmen
de la torre y confió el diseño a los arquitectos Pedro de Brizuela y
Juan de Mugaguren. Se levantó una estructura octogonal de estilo
herreriano, ya de piedra, cubierta por una media naranja y cupulín. Se
conservó los cuatro botareles góticos.
Al observar con
detenimiento se percibe que esta cúpula es muy parecida a la cúpula
existente en el crucero. La altura se rebajó hasta los 88 metros.